Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh, guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.
Federico García Lorca.
Hay muchas formas de definir la guitarra, pero tal vez la mejor sea la que proporciona ella misma cuando está en acción.
Sin pena, no hay que dejar de resaltar que es posiblemente uno de los instrumentos más infravalorados hoy en día y es un grandísimo error que habría que dejar de cometer, ya que aporrear un par de acordes (y que no tengan cejilla, por favor) para malacompañar una canción no es tocar la guitarra. Es otra cosa.