Hoy cuelgo aquí el vídeo de esta original iniciativa que han tenido en Valencia para acercar la ópera a la gente. ¡Y qué mejor sitio que el mercado! (Pincha aquí sin no ves el vídeo completo)
¿Pero por qué la ópera llega a tan poca gente? ¿Por qué son tantos los que opinan que está pasada de moda o que es muy aburrida? ¿O por qué existe esa sensación, tal vez demasiado generalizada, de que no todo el mundo puede «apreciar» la ópera? Y por encima de todo, ¿por qué se piensa que la ópera es el lado más elitista de la música clásica al que sólo pueden acceder unos cuantos privilegiados?
Muchas veces pienso que los musicales, que tan de moda se han puesto en los últimos años, son la ópera de hoy en día. Música e instrumentación más moderna pero con el mismo principio de la ópera (al menos en su origen): entretener al pueblo contando una historia mediante melodías pegadizas. ¿Y por qué los musicales sí y la ópera no? Quizás entonces el problema viene dado por el estilo de música, innegablemente más clásico. La música clásica es un rollo. ¿Pero entonces por qué ganó el programa Factor X, (en su versión inglesa) un tal Paul Potts cantando el Nessun dorma, aria perteneciente a la ópera Turandot de Puccini? ¿Acaso entre sus competidores no había quienes cantaban música actual? ¿Cómo pudo ganar con esa música tan aburrida? – Es que esa canción es muy bonita, pero las demás son un tostón. Toma, claro. A mi Amaia Montero (por ejemplo) me parece un tostón y no por eso digo que toda la música pop es un tostón. Queda claro pues, que sólo hay que abrir los oídos (y cerrar los prejuicios) para escuchar fragmentos de ópera y ser capaces de apreciarlos. – Lo que pasa es que sólo los ricos pueden ir, porque es muy cara. ¿Cuánto dices que pagaste por la entrada del partido del Real Madrid? ¿Que esa consola te ha costado cuánto? ¿Que Madonna lo vale…? – El problema es que no entiendo lo que dicen. Awachiflu awachifri, no naino niiiii. (…)
Son prejuicios. Es imposible que a todo el mundo le guste la ópera, como es imposible que a todo el mundo le guste el chocolate. La pena es que por esos prejuicios sin fundamento tanta gente rechace, por lo menos, un acercamiento al mundo de la ópera. Si lo intentas, puede que no te guste, pero ahora podrás decir por qué. Pero, ¿y si te gusta?